
El ciclo más glorioso de la historia del fútbol español murió en un templo. En Maracaná. Allí soñaba con jugar la final y de allí salió por la puerta de atrás como segundo equipo eliminado del Mundial. España no merecía un final así, pero así es el fútbol. Del cielo se bajó al infierno.
El campeón abdicó del trono y lo hizo con todas las de la ley. Chile jugó con nuestros nervios y España fue un flan durante toda la noche. Otra vez nada salió bien. Falló Casillas, fallaron los defensas y en ataque no metimos ni miedo. No quedó ni un pico de la estrella.
Nos ganaron en todo. El equipo suicida del que hablaba Arturo Vidal no nos dejó ni respirar. El partido fue un calvario. Chile comenzó avisando y pegó después, cuando La Roja se miraba el escudo de reojo.
Xabi Alonso pudo marcar y Bravo sacó el pecho para evitarlo. Luego lo sacó Vargas celebrando el 0-1. La Roja (la de España) volvió a descoserse por el centro y el delantero puso la aguja. Estuvo rápido y hábil para pisar área, engañar a Casillas y marcar antes de la llegada de Ramos.
El jarro era de agua helada. España tenía congeladas las ideas y estaba al borde de un ataque de nervios. Ese pulso lo confirmó Casillas al borde del descanso. Alexis pegó una falta al centro y el portero cometió un gravísimo error. No sólo no atajó la pelota sino que la mandó al corazón del área, donde esperaba los cocodrilos. Aránguiz clavó el 2-0.
Aunque quedase medio tiempo España estaba ya eliminada. Del Bosque metió a Koke y La Roja quiso creer, pensamos. Encerró a los chilenos y buscó un gol que diese alguna esperanza. Pero no había nada. Busquets marró un gol cantado y Bravo despejó los últimos coletazos.
El pitido final lo dijo todo. La mejor selección de la historia cerró el peor Mundial de nuestra historia. España pidió el relevo a voces. Fue el peor final de ciclo posible. Fue precioso mientras duró, pero todo se acaba. Y esto se ha acabado.
fonte: www.marca.com
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